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Caso 778

Yo trabajo todo el día. Llego a casa muy cansada. A veces hago turnos de veinticuatro horas.... Vivo en una casa que alquilo. Ahí vive una parienta que estudia en la universidad y no me ayuda con ningún gasto. Yo no le exijo nada, sólo que se porte bien, pero me trata mal y me insulta. Tiene obsesión con la limpieza. Trata de hacerme sentir mal en mi propia casa....

He pensado en mudarme de casa, pero me da tristeza.... En el fondo siento que no es bueno hacerlo, pero la convivencia con esta persona es intolerable.... Necesito un consejo, por favor. ¿Qué puedo hacer?

Consejo

Estimada amiga:

Comprendemos el dilema que afronta. Usted quiere ser amable y cordial, pero eso la hace sentirse desdichada. No puede ni siquiera llegar a su propia casa tranquila sin estar preocupada acerca de las confrontaciones que le esperan cuando llegue a la puerta.

Usted dice que su parienta no ayuda con ninguno de los gastos. Eso implica que, si usted no la estuviera sustentando, ella tal vez no tendría ningún otro lugar donde vivir. En definitiva, la situación económica de ella complica la decisión que usted haya de tomar. Usted se siente responsable de ella, a pesar de que en realidad no lo es ni moral ni legalmente.

Usted también dice que lo único que exige de ella es que se porte bien, pero que ella, al contrario, la trata mal y la insulta. Es obvio que su parienta da por sentado la ayuda que usted le está brindando y que no valora lo que está haciendo para ayudarla.

Lo cierto es que usted no la está ayudando al permitirle que le falte al respeto. Con eso está más bien enseñándole que ella puede portarse como se le antoje sin sufrir las consecuencias. ¡Eso no es nada realista!

Su parienta necesita aprender acerca de las consecuencias naturales. Si ella opta por faltarle al respeto a las personas, esas personas no le ayudarán. Si opta por no trabajar, no tendrá con qué pagar los gastos de alimentación. El apóstol Pablo enseñó: «El que no quiera trabajar, que tampoco coma.»1 Si bien la parienta de usted es una estudiante, y por eso usted no ha tenido la expectativa de que trabaje, ella se ha aprovechado de su bondad y le ha pagado mal.

Así que déle a su parienta una oportunidad más. Anote todo lo que usted espera de ella, y pídale que lo firme a modo de contrato. Añada, además, que si ella no cumple con el contrato, se mudará usted o tendrá que mudarse ella. Luego, cuando ella haga lo que el contrato prohíbe, cumpla su palabra y múdese. ¡Basta de oportunidades! Muéstrele que su comportamiento acarrea consecuencias. De hacerlo así, usted le enseñará una valiosa lección que le será de beneficio en el futuro.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 2Ts 3:10

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