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Caso 264

Tengo cuatro años de noviazgo con mi novia. Hace ocho meses ella se fue con la madre para [otro país]. Sabiendo el compromiso de amor que teníamos de planes de boda, ella volverá. Pero [ahora] ella quiere que [cuando nos casemos] vivamos en la casa de su madre... Yo tengo mi casa en la cual pretendo vivir con ella. No me cabe la idea de casarme con ella sabiendo que esa no será mi casa en la cual me sentiré a gusto, aun sabiendo que ahí vive su hermana. Por favor, denme una respuesta.

Consejo

Estimado amigo:

Es lógico que se sienta preocupado. Al parecer, hay diferencias fundamentales entre usted y su novia, y esas diferencias son de veras lo bastante grandes como para arruinar su vida futura como esposos. Le recomiendo que deje de tratar con ella el tema del matrimonio hasta que resuelvan este problema. Si bien es cierto que usted ha invertido cuatro años en su relación con ella, es mucho mejor ser prudente ahora para no tener de qué arrepentirse más tarde.

En relaciones románticas a largo plazo es casi inevitable que llegue el momento en que el matrimonio comience a darse por sentado y a ser el tema de conversación. Tal vez uno de los novios, o ambos, no estén listos para comprometerse de por vida, pero aun así no es raro que hablen acerca del futuro, pues les parece inofensivo. Sin embargo, sí pudiera hacer daño debido a que comienzan a crearse ciertas expectativas y se llega a un acuerdo tácito, al menos en la mente de uno de los dos. El disolver tal noviazgo parecería una traición y pudiera tener efectos devastadores para uno de los dos o para ambos. Así que en vez de sufrir el dolor de la separación, muchas personas se sienten atrapadas y creen que no tienen más remedio que casarse de todos modos. Pero tarde o temprano nos piden consejo acerca de cómo escapar de un matrimonio condenado al fracaso desde antes de la boda. Por eso es mil veces mejor sufrir el dolor de la ruptura de un compromiso de bodas que afrontar las graves repercusiones de un matrimonio fracasado.

Jesucristo enseñó que el matrimonio implica que un hombre deja a su familia, y que una mujer deja a la de ella, para que juntos puedan formar una familia nueva y separada.1 Los recién casados que no se separan tanto física como emocionalmente de su familia anterior afrontarán un buen número de problemas que pudieron haberse evitado. A veces logran que el matrimonio perdure de todos modos, pero con frecuencia llevan una vida desdichada e insatisfecha. Yo sostengo que si los novios no cuentan con los recursos económicos para vivir separados de sus familias de origen, entonces no están listos para casarse.

Como vivimos en un mundo lleno de seres humanos imperfectos, aun los que siguen las enseñanzas de Cristo afrontarán problemas. Pero si lo siguen de cerca, Él les ayudará a evitar quebrantos de corazón innecesarios, y tendrán en Él un mejor Amigo que los guiará a través de toda situación difícil que se les presente. Pídale a Dios que lo guíe cada día, y siga las enseñanzas de su Hijo Jesucristo en todas las decisiones que usted tome. ¡No hay mejor manera de vivir que esa!

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 Mt 19:5; Mr 10:7

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