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Caso 463

Soy una mujer de veintiocho años, divorciada y con un hijo de nueve años. Vivo con mis padres desde que me separé, y falta muy poco para irme a vivir sola, que es lo que más quiero....

Por alguna razón siento que no encajo con nadie, ni siquiera con mi propia familia. Los quiero, pero de lejos.... Me molestan sus malas actitudes, las peleas constantes que tengo con mi madre, [la manera en que me responden] y la falta de respeto de mis hermanas más chicas, y la conducta terrible de mi hermano, ya de dieciocho años.... No puedo tolerar la conducta de ellos, que no cambia y que siento que ha influido también en mi hijo. ¿Está mal quererlos de lejos?

Consejo

Estimada amiga:

Su situación no es nada fuera de lo común. Cuando las personas están juntas en espacios reducidos durante mucho tiempo, casi siempre a todos se les ponen los nervios de punta. Y cuando dos madres (como usted y su mamá) viven en la misma casa, suele haber una tensión oculta, que puede convertirse en riñas no disimuladas. Así que es estupendo que le sea posible mudarse y vivir por su cuenta muy pronto.

Su pregunta respecto a si está mal querer a su familia de lejos pudiera contestarse de un modo distinto en culturas diferentes. En muchas regiones del mundo lo normal es que varias generaciones de familiares vivan juntas.

En definitiva el cuidar de los padres a medida que envejecen es lo correcto. Cuando un hijo adulto puede encargarse del cuidado de sus padres, llevándolos a vivir a su casa, esa puede ser una experiencia positiva para toda la familia. Sin embargo, cuando es el hijo adulto quien vuelve a la casa de sus padres para vivir con ellos (o nunca ha dejado de vivir con ellos), se invierten todos los papeles. Los padres tienen el derecho de esperar que el hijo adulto se someta a las reglas y las costumbres del hogar paterno, pero muchos hijos adultos en el mundo occidental no están dispuestos a someterse. De ahí que resulten constantes luchas de poder.

Después de la historia en que Dios crea a Adán, y luego a Eva, las Sagradas Escrituras dicen que el hombre debe dejar a su padre y a su madre, y formar una familia con su esposa.1 Es obvio que la mujer deja así mismo a los padres de ella a fin de formar un hogar con su esposo. Desde luego, ni Adán ni Eva tenían madre o padre terrenal. Aún no había madres ni padres. Pero el principio de dejarlos es tan importante que se les instruyó que lo hicieran antes de que fuera necesario.

Una vez que usted se mude y haya disfrutado de cierto tiempo viviendo por su cuenta, le será más fácil afrontar los sentimientos negativos que ha tenido. Tendrá la opción de visitar a su familia y luego despedirse. Cuando lo haga, sin duda lo que más le convendrá es ir siempre con una misión específica en mente, tal como ayudarles en algo. Manténgase ocupada durante la visita, tratando de lograr lo que se ha propuesto. Luego, tan pronto como haya terminado, deles a todos un abrazo y salga.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 Gn 2:24

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