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Caso 161

Soy el hijo mayor de nueve [hermanos].... Siempre quise ser un profesional de mucho éxito, pero la pobreza de mi familia me lo impedía.... Muchas veces no tenía ni para pagar el bus [al colegio, pero] a pesar de mi pobreza luché....

[Logré] graduarme de la secundaria. Luego salí a trabajar.... Hoy en día le doy el estudio a mis hermanos, y vivo al pendiente de mi madre en sus gastos.... Me siento atado de pies y manos. Debo varias cuotas de mi casa, [dejé] mi universidad [y estoy atrasado con] mis préstamos. A mis veinticuatro años me siento como de cincuenta.... Lo que más he ambicionado es un viaje legal, pero ahora lo único que pienso hacer es irme ilegal.... Espero un consejo de ustedes.

Consejo

Estimado amigo:

Lo felicito por el éxito que ha  alcanzado al terminar la secundaria y ayudar a sus hermanos a hacer lo mismo. Tiene por qué sentirse satisfecho por lo que ha logrado.

Usted tiene un corazón compasivo y la determinación de impedir que sus seres queridos tengan que luchar con los mismos contratiempos y las mismas privaciones que usted ha sufrido. Esas cualidades suyas son admirables.

Sin embargo, cuando nuestro corazón es más grande que nuestra billetera, podemos meternos en grandes dificultades, como usted se ha dado cuenta. Usted ha permitido que sea su corazón y no su cerebro el que tome las decisiones económicas. Pero nuestro corazón no se ha diseñado para el manejo de dinero, por lo que puede hacer que nos endeudemos cada vez que se presente la oportunidad.

Usted debe comenzar a tomar decisiones económicas con el cerebro y no con el corazón. Cuando no tenga suficiente dinero para pagar algo y eso lo lleve a endeudarse para adquirirlo, debe negarse a tenerlo. O mejor aún, puede darles dos opciones a quienes está ayudando y dejar que sean ellos los que elijan cuál de las dos usted va a pagar.

Yo sé lo que se siente al tratar de ocultarse de los acreedores. Cuando era muy joven, mi mamá me decía que contestara el teléfono y le dijera al cobrador de deudas que ella no se encontraba. Otras veces le oía a ella mentir acerca de cómo iba a pagar la deuda al día siguiente. Pero aprendí que el ocultarse de los acreedores lleva a una vida en la que uno siempre está mirando de reojo para ver quién lo anda buscando.

Así que le aconsejo que llame a cada uno de sus acreedores y les explique su situación actual. Sea sincero y no haga ninguna promesa que no pueda cumplir. Por lo general, los acreedores están dispuestos a establecer un plan de pagos para ayudarle a ponerse al día. Una vez que saque la cuenta de la cantidad mensual que tendrá que pagar para lograrlo, sabrá cuánto le queda para ayudar a sus familiares. Dele prioridad a pagar esas deudas para que pueda sentir alivio en medio de la situación en que se encuentra.

Optar por huir y ocultarse no es la solución. Eso únicamente contribuirá a que haya más personas que lo anden persiguiendo.

Le deseo lo mejor,

Linda

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