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Caso 311

Soy madre de dos niños, una niña de ocho y un bebé de dos años. Una mujer destruyó mi hogar, y mi actitud fue dejar todo en manos de Dios. Nunca le reproché... porque mi esposo me dijo que su felicidad estaba con ella y, aunque lo amaba, respeté su decisión.

En esta semana... [tuve que llamarlo, y] ella me respondió con unas vulgaridades y me deseó la muerte.... Yo a ella no la odio ni le guardo rencor; pero con esas palabras comprobé que me odia, y tengo miedo de que, como el papá lleva a mis hijos a que [estén] con ella, les haga algo....

Como madre y por su seguridad, me niego rotundamente a que mis hijos tengan contacto con esa mala mujer. ¿Cómo le hago entender eso al papá de los niños?

Consejo

Estimada amiga:

¡En definitiva, usted es una mujer fuera de lo común! Si es cierto que dejó todo en manos de Dios y que no guarda rencor, entonces usted es muy diferente de la mayoría de las personas. De hecho, nos cuenta acerca de la separación sin emoción alguna. O no estaba contenta con su matrimonio, o estaba interesada en otro hombre (y tal vez ahora esté casada con otro), o tiene usted un dominio casi sobrenatural de sus emociones.

Nuestras emociones no son ni buenas ni malas. Dios nos las dio para que pudiéramos sentir tanto el gozo como la tristeza. Hacen posible que amemos y que nos sintamos impulsados a hacer buenas obras. Pero cuando esas emociones nos controlan a nosotros en vez de que nosotros las dominemos, tomamos malas decisiones.

Cuando usted nos dice que se niega «rotundamente» a que su esposo lleve a sus hijos a que estén con esa mujer, lo dice por primera vez con emoción. A pesar de que no ofrece evidencia alguna de que la mujer esté maltratando a sus hijos, usted toma una decisión firme y precipitada (y emocional).

No nos dice nada respecto a si su hija de ocho años tiene o no deseos de ir a la casa del papá, así que no podemos siquiera adivinar cómo se siente ella. Por supuesto que si ella dice que no quiere ir o se queja de tener que ir, eso sería señal de que hay un problema, y sin embargo usted no menciona nada por el estilo.

Lo más probable es que el resentimiento oculto que usted hasta ahora no ha reconocido la está impulsando a reaccionar exageradamente. A no ser que tenga alguna prueba de que hay maltrato, no tiene el derecho de negarle al padre que tenga contacto con sus hijos. Es probable que esta sea la manera subconsciente en que usted lo esté castigando a él por lo que le hizo.

Si usted tiene pruebas de maltrato o abuso, denúncielo a las autoridades. Informe a los servicios sociales acerca de su caso. Si se acude a un juez, él o ella puede determinar si en ese ambiente sus hijos no corren peligro.

Le recomendamos que cultive una relación personal con Dios por medio de su Hijo Jesucristo. Él puede ayudarle a sanar sus emociones además de darle sabiduría para afrontar el futuro.

Le deseamos lo mejor,

Linda

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