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Caso 366

Mi padre en mi niñez me dañó debido a su comportamiento [agresivo], tratándonos mal a mí, a mis hermanos y a mi madre, a tal grado que perjudicó mi sistema nervioso y me produjo traumas que me causaron problemas del habla.

Ahora que soy adolescente, lo estoy manteniendo, sin ningún rencor por el daño que me hizo en mi niñez, ya que no puede conseguir trabajo por su edad; pero se sigue portando mal. En los lugares donde vivimos, siempre tiene peleas con los dueños a pesar de que yo pago el alquiler, y eso me perjudica porque tenemos que andar buscando apartamento y mudándonos.

Hemos tenido pleitos por su mal comportamiento. Él dice que, si decido dejarlo, sus hermanas lo acogerán; pero no sé qué decisión tomar: si decirle que se vaya, o tener paciencia, algo que he tenido por muchos años.

Consejo

Estimado amigo:

¡Cuánto sentimos la situación en que te encuentras! Pero has logrado que la adversidad te haga una persona más fuerte. A tan temprana edad estás trabajando para sustentarte a ti mismo y ayudar a tu padre, tratando de superar el pasado. ¡Eso sí que es admirable!

Es lamentable que tu padre siga comportándose igual que en el pasado. Si la actitud y la conducta que él manifiesta se hubieran limitado al pasado, entonces podrías superarlas; pero continúa de manera ininterrumpida. Tú te esfuerzas trabajando para sustentarlo, y él luego lo arruina todo en los lugares donde viven. Se mudan y él tiene una nueva oportunidad de hacer las cosas bien, pero vuelve a hacer lo mismo de siempre.

No mencionas la vergüenza y la pena que sientes a causa del comportamiento de tu padre. Al contarnos tu caso, te enfocas en lo que tienes que hacer para arreglar el desorden y no en cómo eso te hace sentir. Pero ten en cuenta que tus sentimientos y tus emociones son importantes, y están contribuyendo directamente a tus problemas de los nervios y del habla. Cuando niegas sentir lo que sientes o no les haces caso a esos sentimientos, o los consideras una debilidad, se afecta tu cuerpo.

Cuando yo vivía con mis padres alcohólicos, hubo centenares de veces en que el comportamiento de ellos me causó pena y vergüenza. Yo trataba de arreglar todo el daño que hacían, a la vez que trataba desesperadamente de evitar que crearan más problemas. Era agotador, y yo estaba muy ansiosa por irme de aquella casa.

Uno de los Diez Mandamientos es honrar al padre y a la madre.1 Las Sagradas Escrituras también nos enseñan que debemos cuidar a nuestros padres ancianos.2 Tú has estado siguiendo esas instrucciones a pesar de la conducta de tu padre, la cual está en absoluta contradicción de lo que enseña la Biblia.

Sin embargo, no hay ninguna enseñanza bíblica que diga que tienes que vivir con tu padre y sufrir a causa de su incesante comportamiento agresivo y destructivo. Si él tiene a dónde ir, entonces dile que se vaya. Sigue aportando el dinero que puedas para su sustento, pero asegúrate de haber provisto para ti mismo primero. Después que él se haya mudado, visítalo y llámalo por teléfono, tratándolo siempre con respeto. Debido a su actitud agresiva, él tratará de hacer que te sientas culpable, y tal vez te regañe y te insulte. Pero en vez de dejar que discuta contigo, sal del lugar en que estén o termina la conversación telefónica. No permitas que arruine tu vida así como ha arruinado la suya.

Te deseamos lo mejor,

Linda
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