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Caso 334

Tengo veintiún años. Me casé de dieciocho, y ahora me estoy enamorando de una chica por Internet. Dejé a mi esposa y no quiero volver con ella. Ella está sufriendo mucho. Para ella es muy importante el matrimonio, y dice que quiere tener un solo hombre. No puedo volver con ella, ya que dejé de amarla y quiero empezar una nueva vida. ¿Será que Dios me castiga por hacerla sufrir?

Consejo

Estimado amigo:

Nos alegra saber que a usted le interesa lo que piensa Dios. A pesar de encontrarse en una situación difícil, todavía reconoce que Dios está presente y forma parte de su vida. A Él le importa el sufrimiento de su esposa y también se interesa por usted. Dios lo ama a pesar de los errores que usted ha cometido.

Cuando dice que para su esposa el matrimonio es muy importante, con eso da a entender que para usted no lo es. Su actitud no es sorprendente, ya que es común que las personas de su edad crean que el matrimonio es un contrato como cualquier otro que puede darse por terminado en cualquier momento y por cualquier razón. Las leyes de muchos países hacen posible esa clase de arreglos. Pero ese no es el plan de Dios.

Usted le hizo votos a una mujer con quien se comprometió en matrimonio para toda la vida, y ahora ha cambiado de opinión y ha decidido quebrantar esos votos. Ella es víctima del comportamiento impulsivo y egoísta que usted está manifestando. Su esposa sabe que es imposible borrar las heridas emocionales, y que cuando usted la abandonó, destruyó no sólo su matrimonio sino también sus sueños y sus esperanzas. Nos entristece profundamente el dolor que usted le ha causado.

Ahora mismo usted no lo entiende, pero a lo largo de su vida tendrá que afrontar las consecuencias de su comportamiento. Nadie confiará en usted. Muchos creerán que es un mentiroso, y otros no le cooperarán en los asuntos financieros o profesionales porque juzgarán que es irresponsable e inmaduro. Esas consecuencias negativas no serán un castigo de Dios, sino el resultado de su propia conducta. ¡No culpe a Dios por lo que usted mismo ha causado!

Usted nos pregunta si Dios lo castigará por hacer sufrir a su esposa. Es obvio que entiende que todo pecado merece castigo. El apóstol Pablo escribió que «la paga del pecado es muerte».1 Por lo tanto, sí, usted merece la pena de muerte por sus pecados. ¡Y nosotros también! Todos merecemos el castigo, porque todos hemos pecado. Sin embargo, el apóstol Pablo siguió diciendo: «mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor».2 Cristo tomó el castigo para que nosotros no tuviéramos que sufrirlo. Pero no es algo automático. Cualquiera puede recibir la vida eterna en lugar del castigo eterno, pero cada uno debe tener un cambio de corazón. Si usted desea recibir ese perdón, tiene que estar sinceramente arrepentido de todos sus pecados y debe pedirle a Cristo que lo perdone. Luego es necesario que siga el camino de Dios en lugar de su propio camino. Usted tiene la opción de decidir si acepta el perdón de Cristo o si recibe el castigo eterno.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 Ro 6:23a
2 Ro 6:23b

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