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Caso 434

Estoy casada y tengo una hijita de dos años y un bebé de diez meses.... Yo dejé mi trabajo, y ahora sólo estoy en casa....

Mi esposo gana bien, pero yo me siento cansada de estar en casa todo el día. Sé que es una bendición poder atender yo misma a mis hijos, pero profesionalmente me siento frustrada. Puse a mi hijita en una guardería para probar, y la experiencia no fue muy buena. Ella lloraba mucho y hasta bajó de peso. Así que ahora sólo la atiendo yo.

Consejo

Estimada amiga:

Nos alegra que nos haya contado acerca de lo frustrada que se siente. Usted describe un dilema común en el que no hay una respuesta «correcta» y una «incorrecta». Los estudios recientes demuestran que hay resultados positivos y negativos, ventajas y desventajas, y por lo general conclusiones dispares en cuanto a cómo el trabajo de una madre fuera del hogar afecta a la larga a sus hijos. Hay muchos factores que deben tenerse en cuenta, entre ellos la participación del padre  en el hogar, la edad de los hijos, el nivel socioeconómico de la familia y la calidad del cuidado de los niños.

En el caso suyo, usted describe tanto sus creencias como sus sentimientos. Dice que sabe que es una bendición poder quedarse en casa, y que no le fue bien a su hija en una guardería. Así que concluye con un resultado positivo en cuanto a quedarse en casa. También dice que se siente frustrada. Con eso se refiere a sus sentimientos o emociones, que dan un resultado negativo en cuanto a quedarse en casa. Sus creencias y sus emociones no están de acuerdo, de modo que tiene un considerable conflicto interno.

Casi todos hemos tenido conflicto interno y confusión en algún momento de la vida. La mayoría de nosotros queremos lo que se percibe como correcto, pero a veces no hay una opción correcta y una incorrecta. Simplemente hay dos opciones nada más, y una de ellas es mejor que la otra. Pero esa opción depende de todos los factores particulares que tengan que ver, y no es igual para toda persona o situación. Y la complica aún más el hecho de que nuestras creencias y nuestra lógica no siempre concuerdan con nuestros sentimientos y nuestras emociones.

El problema con las emociones es que pueden cambiar de un momento a otro, y más aún en una semana o un mes. Lo que uno siente hoy no es necesariamente lo que sentirá el año que viene. A las emociones las pueden afectar el sentir hambre, la falta de sueño, las hormonas y la interacción con los demás.

En cambio, nuestras creencias cambian mucho más lentamente, y sólo sucede a causa de nuevas evidencias o nueva información. Cuando pensamos lógicamente y obtenemos evidencias para respaldar nuestras creencias, estamos optando por hacer caso omiso de nuestras reacciones emocionales y concentrarnos en lo que tiene más sentido.

Casi nunca es aconsejable que tome decisiones basadas en sus emociones, porque no se puede fiar de ellas. Le conviene reconocer sus emociones, pero luego tener la madurez necesaria para dejarlas a un lado y tomar las decisiones basada en sus creencias y en la lógica. Dios le ayudará a lograrlo si se lo pide.

Le deseamos lo mejor,

Linda

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