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Caso 60

Hace unos años me divorcié de mi esposo porque es alcohólico.... Pasaron dos años sin vernos, pero después le concedí el derecho (como lo marca la Ley) de visitar a nuestra hija en casa donde vivimos las dos. Yo trabajo arduamente para el sostenimiento de ella, porque él sigue bebiendo y no hay trabajo que le dure. De un tiempo a la fecha, viene muy borracho y nos maltrata, ofende y escandaliza. Ya ha estado internado en rehabilitación, pero no ha cambiado....

Quiero saber qué hacer, ya que esta situación se repite constantemente. A la vez, me preocupa que le suceda algo grave por su embriaguez. ¿Debo admitirlo en casa? ¿Hago mal ante Dios por no permitirle vivir aquí?

Consejo

Estimada amiga:

Lamentamos las dificultades por las que usted ha estado pasando como resultado del alcoholismo de su ex esposo. También lamentamos que su hijita tenga un padre al que no puede respetar y que la avergüenza con su conducta.

Usted nos preguntó si hace mal ante Dios por no permitir que su ex esposo viva en casa. Dios es su Padre celestial y la ama muchísimo. ¿Quiere Él que usted o su hija corran peligro? ¡No! ¿Quiere Dios que las dos vivan atemorizadas de cómo ese hombre pudiera hacerles daño? ¡Tampoco! Dios quiere que estén protegidas y se sientan seguras. Él quiere la mejor vida posible tanto para usted como para su hija.

Dios les dio a los animales ciertos instintos para que pudieran protegerse y sustentarse. Los seres humanos también tienen algunos instintos, pero aún más importante, tienen la capacidad de pensar y de razonar dada por Dios. En el capítulo doce del Evangelio según Mateo, encontramos que Jesucristo enseñó que, cuando una de las leyes divinas parece estar en conflicto con lo que más conviene para la conservación o protección de sí mismo, puede haber excepciones a las reglas.

Antes de la venida de Cristo al mundo, Dios le dio a su pueblo leyes que debían obedecerse estrictamente. Cuando alguien quebrantaba una ley, la consecuencia podía ser grave. No había excepciones. Sin embargo, el amor de Dios por su pueblo era tal que envió a su Hijo para que pagara el castigo por las leyes quebrantadas. Y cuando Jesucristo murió en la cruz, llevando el castigo una vez y para siempre, comenzó un nuevo período de la historia humana. Se trata del período de la gracia, en el que Dios juzga las intenciones y las motivaciones del corazón humano aún más que su conducta.1 Así que, a pesar de que aún debemos obedecer las reglas y las pautas de la Biblia, puede haber ocasiones en que nos resulte necesario hacer una excepción a fin de protegernos. Cada uno de nosotros tiene que pedirle a Dios que le ayude a reconocer cuándo ha llegado una de esas ocasiones.

¡Cuídese y cuide a su hija!

Linda y Carlos Rey
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1 Mt 5:17‑47

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