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Caso 588

Siento una enorme presión en el pecho. Sin padre, y con una madre que deseaba dejarme con otros, tuve una adolescencia confusa y dolorosa. Madre soltera a los dieciocho [habiendo sufrido] infidelidad e inestabilidad, ahora vivo con un hombre que dejó a su esposa y no quiere casarse conmigo. Tengo un hijo en las drogas, otro [con otros problemas], y una hija a la que el marido golpea. Nadie me respeta.... Mi madre se siente ofendida conmigo.... Quiero huir, empezar una nueva vida. Sé que Dios me ama, y que [su Hijo] Jesucristo murió por mí, pero no sé cómo ser feliz.

Consejo

Estimada amiga:

Podemos sentir la tristeza y la desesperación en sus palabras, ¡y lo lamentamos mucho! A pesar de que han pasado muchos años desde su niñez, la falta de seguridad y amor que usted sintió durante esa etapa de su vida la acompaña hasta el día de hoy. Lo que sintió como niña impidió que desarrollara una autoestima saludable, y es probable que haya llegado a la conclusión errónea de que usted era la culpable de que nadie la amara. Eso dio como resultado que tuviera una imagen propia distorsionada y una falta de autoestima.

Hay quienes creen que es pecado tener autoestima. Consideran erróneamente que la autoestima es equivalente a las cualidades de carácter negativas de la arrogancia o del egoísmo. Pero Jesucristo mismo dijo que el segundo mandamiento en importancia es amar al prójimo como a sí mismo.1 Al dar a entender que nos amamos a nosotros mismos, Él estaba reconociendo que nuestra naturaleza humana hace que comamos cuando tenemos hambre, bebamos cuando tenemos sed, nos protejamos de cualquier peligro, y nos esforcemos al máximo por proveer para lo que necesitamos. Con eso nos estaba enseñando que debemos proteger a los demás y proveer para ellos tal como lo hacemos para nosotros mismos, y de ese modo amarlos como nos amamos a nosotros mismos.

Sin embargo, usted no se ama a sí misma, y sus decisiones han tenido como base información incorrecta y experiencias negativas. En lo más profundo es probable que usted sienta que no es digna de respeto, así que permite que las personas con quienes se encuentra no la respeten. No es de extrañarse entonces que el hombre con quien está viviendo, que no está dispuesto a comprometerse con usted, sin duda tampoco la respete.

Dios, en cambio, la considera a usted como su hija amada. Él la creó y la conoció aun antes de que usted naciera. Para hallar la felicidad, usted necesita verse a sí misma como la ve Dios y seguir el plan que Él ha trazado para su vida. Dios no promete que usted no va a tener problemas, pero sí promete andar a su lado y fortalecerla paso a paso.

Le recomendamos que deje al hombre con quien está viviendo. Entréguese del todo a Dios y estudie su Santa Palabra para aprender a hacer las cosas conforme a su voluntad divina. Pídale en oración que le dé sabiduría divina cada día. Busque una iglesia donde quienes asisten hayan sido cambiados como resultado de su relación con Dios. Es posible que en tal iglesia haya consejeros o un grupo de apoyo para personas con baja autoestima que le sean de ayuda.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 Mt 22:39; Mr 12:31

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