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Caso 92

Quedé viudo [en el año 2008, pero] uno puede volver a casarse, [¿verdad]?

Tengo dos hijos [de veintitrés y de diecinueve años]. ¿Tengo que pedirles su consentimiento, o no? Ellos actualmente cursan estudios superiores.... No sé cómo reaccionarían. Me encuentro en esa encrucijada.

Consejo

Estimado amigo,

Lamentamos mucho que usted haya perdido a su esposa. No hay duda de que ha sido traumático tanto para usted como para sus dos hijos. Pero ya ha pasado más de un año, y parece que usted no va a querer afrontar el futuro sin una compañera.

Si sus hijos no fueran adultos, le aconsejaríamos que se concentrara en lo que necesitan ellos y no usted. Le diríamos que las segundas nupcias en las que hay hijos menores de por medio casi siempre son muy difíciles, y a menudo fracasan. Para los padres que han enviudado, sus hijos siempre deben tener la prioridad. Esto casi inevitablemente causa un conflicto de poder entre los hijos y el padrastro o la madrastra. Con frecuencia recibimos cartas de personas de ambos bandos. El padrastro o la madrastra por lo general acaban por rechazar a los hijos, mientras que el padre o la madre sienten que tienen que favorecer constantemente a uno de los dos bandos, sin que nadie jamás esté contento con sus decisiones. Pero los hijos suyos ya son adultos. Cada uno lleva su propia vida. Por eso, aun cuando sea difícil para ellos, no creemos que usted necesite pedirles su consentimiento para comenzar a salir con alguna mujer en plan de noviazgo o casarse con ella.

Hace sólo algunos años se nos presentó esa misma situación en nuestra familia. Un padre con hijos adultos volvió a casarse después de la muerte de su esposa. Hay varias cosas que él no hizo que pudieron haber evitado el dolor emocional que han sufrido sus hijos. Nosotros creemos que un viudo o una viuda no deben tomar ninguna medida para volver a casarse hasta que haya pasado al menos todo un año desde la muerte de su cónyuge. El comenzar antes ese proceso da la impresión a los hijos adultos que su padre o madre no está sintiendo la misma pena que sienten ellos. Eso los lleva a poner en tela de juicio el amor que había entre sus padres y la seguridad que les daba esa relación amorosa. También hace que rechacen al intruso o a la intrusa y que le echen la culpa de todas sus emociones negativas.

Antes de comenzar a relacionarse con alguna persona con miras al matrimonio, usted debe tener una conversación al respecto con sus hijos adultos. Debe explicarles que, debido a que usted se sentía tan a gusto o feliz en el matrimonio que sostuvo con la mamá de ellos, ahora quiere volver a sentir lo mismo. Que no hay ninguna otra mujer que pueda reemplazar a su mamá, pero que usted espera poder encontrar a una mujer que pueda algún día llegar a ser amiga de ellos.

Es muy importante que los hijos adultos nunca vean a una nueva mujer en la casa de su mamá, ni mucho menos usando sus cosas. Así que nunca lleve a tal mujer a la casa en que vivieron juntos como familia. Y cuando encuentre a una mujer con la que quiera casarse, de ser posible, múdese a la casa de ella o hagan planes para vivir juntos en otro lugar. Permita que sus hijos se queden con cualquier pertenencia que les recuerde a su mamá, aun cuando le toque deshacerse del sofá o de la vajilla.

Recuerde la importancia que tiene darles ejemplo de buena conducta a sus hijos adultos en las relaciones amorosas que usted tenga. Porque así como usted cree que ellos no deben tener relaciones sexuales antes de casarse, también usted debe reservarse la intimidad sexual para el matrimonio. Recuerde que la Palabra de Dios dice que debemos tener «todos en alta estima el matrimonio y la fidelidad conyugal, porque Dios juzgará a los adúlteros y a todos los que cometen inmoralidades sexuales».1

Aun después de casarse, haga planes para pasar tiempo a solas con sus hijos adultos. A ellos les hace falta poder hablar acerca de su mamá, y eso se les hará muy difícil en presencia de una nueva esposa suya. Además, asegúrese de mantener contacto constante con sus hijos. No le pida a su nueva esposa que sea ella y no usted quien se comunique con ellos. No sea culpable de que sus hijos sientan que han perdido no sólo a su mamá sino también a su papá.

Le deseamos lo mejor,

Linda y Carlos Rey
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1 Heb 13:4

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