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Caso 306

Soy un hombre que trabaja de lunes a viernes desde las cinco de la mañana hasta las seis de la tarde o las ocho de la noche. Mi esposa es vendedora independiente, y sale a cobrar dos días por la noche…. [Pero] también dedica dos días para ir a la iglesia, lo cual me molesta y siento ira pues queda muy poco tiempo para estar juntos.

En las mañanas, cuando voy para el trabajo, ella me prepara el almuerzo y se pone a leer la Biblia. [Eso] a mí me molesta, ya que ese tiempo [podría] conversar de algún tema conmigo. [Por eso] siempre salgo molesto de mi casa [y] empiezo a pensar muchas cosas malas contra Dios....

No sé cómo controlar esos pensamientos. Me lleno de ira al ver que mi esposa dedica ese tiempo a la iglesia o a leer la Biblia, y no a mí. Sé que es malo esto que siento, pero no logro controlarlo. Los pensamientos llegan, y tengo una lucha interna en mi mente. ¿Estoy loco, o qué es lo que me pasa? Siento que me estoy ganando el infierno con todo esto. Pienso en Dios, lo insulto y le pido perdón. Quiero cambiar mi forma de pensar. ¡Por favor, estoy al borde de la locura!

Consejo

Estimado amigo:

Nos alegramos de que nos esté pidiendo consejo con relación a su enojo y sus pensamientos negativos. Es obvio que esos pensamientos y la devoción de su esposa a Dios están causando estrés en su matrimonio. Lo felicitamos por querer que los dos se comuniquen más como esposos y por querer pasar el mejor tiempo con su esposa. A muchas mujeres les encantaría que el esposo sintiera ese deseo de comunicarse con ellas.

El problema que usted describe se parece de cierta manera al de las mujeres que se quejan de que el esposo se pasa todo el tiempo viendo televisión o entretenido en sus pasatiempos, sin dejar suficiente tiempo para dedicárselo a ellas. Pero el problema suyo es diferente, ya que ha llegado a culpar a Dios del problema en lugar de culpar sólo a su esposa.

Seguramente usted suponga correctamente que nosotros pensamos que el ir a la iglesia y leer la Biblia son cosas buenas. Sin embargo, también creemos que son buenos los matrimonios fuertes y la buena comunicación. Es decir, creemos que es posible tener ambas cosas.

Al igual que en el caso de los hombres que ven demasiada televisión, hace falta llegar a un acuerdo. ¿Por qué no le dice a su esposa que si ella lee la Biblia mientras usted está en el trabajo, usted la acompañará a la iglesia una vez por semana? Después de la reunión, pudieran salir a comer en algún restaurante o a dar un paseo. Si no le gusta la iglesia de su esposa, dígale que está dispuesto a ir a la iglesia de ella una semana, y que ella lo acompañe a usted a una iglesia diferente la semana que sigue.

Los que tienen una estrecha relación personal con Dios comprenden que se trata de una amistad con Él. Lo importante no es la hora precisa en que me vea con mi amigo ni dónde nos encontremos, sino que mi amigo y yo nos comuniquemos con regularidad y nos veamos con frecuencia. A medida que usted y su esposa resuelvan cada detalle, tenga la seguridad de que Dios lo ama a pesar de los pensamientos negativos que usted ha tenido, y que Él quiere contribuir a fortalecer su matrimonio y no a dividirlo.

Le deseamos lo mejor,

Linda

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