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Caso 453

Soy una mujer de cuarenta y seis años, con una hija de doce y un hijo de diez. Desde hace siete meses estoy separada del padre de mis hijos... debido a que descubrí infidelidad de parte de él por años con una mujer de treinta y cinco años....

Me siento mal porque escucho una emisora radial todos los días en la que siempre hablan de temas familiares y el perdón. Yo no deseo volver con él porque... no puedo perdonar la situación en que ha puesto a mis hijos, dejándolos sin un hogar... y toda la crisis que eso conlleva. Siempre siento que los mensajes [en esa emisora] me presionan a mí.... Por ello estoy considerando dejar de oírlos, para no sentirme así.

Consejo

Estimada amiga:

Sentimos mucho que su esposo haya optado por cometer adulterio y crear esa ruptura en su familia. Y sobre todo lamentamos cómo eso está afectándolos a usted y a sus hijos.

Usted dice que no desea volver con su esposo porque no puede perdonarlo. Creemos que las dos cosas son muy distintas e independientes la una de la otra. Usted puede optar por perdonar a fin de no amargarse y resentirse, y porque Jesucristo, el Hijo de Dios, enseñó que Él no nos perdonaría a nosotros si no perdonamos a los demás.1 Sin embargo, eso no quiere decir que usted tenga que volver jamás a vivir con su esposo.

El perdonar es una opción que nos conviene. Con frecuencia el no perdonar causa enfermedades físicas y emocionales. Además, el negarse a perdonar pudiera llevarla a tomar malas decisiones, basadas más en el rencor que en el buen juicio. El no perdonar es como un veneno que mata todo lo que toca.

Comprendemos que la infidelidad de su esposo ha dado como resultado que ya no hay confianza ni un sentido de compromiso entre los dos. Las circunstancias de la traición de su esposo pudieron así mismo haber disipado todo el amor que alguna vez sintió por él. Creemos que Jesucristo también enseñó que la infidelidad es una razón que justifica el no volver jamás a vivir con el esposo adúltero.2 Aunque en algunas circunstancias hay parejas que pueden arreglárselas y permanecer casadas (que por lo general es mejor para los hijos), en otros casos la reconciliación no es posible.

No sabemos nada acerca de los programas radiales que usted escucha regularmente, pero le recomendamos que preste mucha atención a fin de distinguir entre el consejo que dan sobre el perdón y el consejo que dan sobre la reconciliación. En definitiva, hay ocasiones en que debemos perdonar y reconciliarnos con la persona a la que estamos perdonando. Pero hay muchas otras circunstancias de la vida en que es prudente perdonar pero imprudente reconciliarse con quien ha causado el daño. Ejemplo de esto son las víctimas de abuso que pueden perdonar sin tener ninguna relación con sus agresores.

Pídale a Dios que la ayude a perdonar, como un acto de obediencia, aunque todavía se sienta herida y enojada. Si bien pasará algún tiempo antes que esos sentimientos disminuyan, cobrarán intensidad mientras se niegue a perdonar. Tenga presente que no está perdonando porque su esposo lo merece, sino porque es lo que más le conviene a usted.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 Mt 6:15
2 Mt 19:9

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