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Caso 217

Mi hija tiene catorce años. Es una niña muy inteligente. Va muy bien en su escuela, pero ella está enamorada de un joven: Me lo ha dicho.

A mí me da miedo dejarla tener novio tan chica y que trunque sus estudios. Además, para mí el noviazgo es un paso para el matrimonio. No sé qué hacer.

Consejo

Estimada amiga:

El tener la responsabilidad de guiar a los hijos a través de los años de adolescencia y hasta que sean adultos es una tarea que presenta desafíos para cualquier padre. Recuerdo la historia del Niño Jesús cuando tenía doce años.1 Sus padres partieron de la ciudad de Jerusalén, confiados en que Jesús se encontraba entre los que viajaban con ellos, probablemente con sus familiares o amigos. Es evidente que Él tenía la madurez suficiente como para que ellos dejaran de preocuparse por Él cada minuto. Sin embargo, cuando al día siguiente no lograron dar con su paradero, estaban angustiados y regresaron a Jerusalén. Lo encontraron en el templo, haciéndoles preguntas a los maestros y asombrándolos con su inteligencia.

María, la madre de Jesús, lo regañó por haberlos preocupado tanto. Pero Jesús respondió que ella debió haber sabido que Él tenía que estar en la casa de su Padre, el templo de Dios.

En este relato tenemos el ejemplo del desarrollo normal de adolescentes. Todos pasan por el proceso de separarse de sus padres, pensar por sí mismos y aprender a tomar sus propias decisiones. La cultura, la economía, la inteligencia y la personalidad son factores que afectan el ritmo de una separación saludable, pero la meta de los padres debe ser preparar adecuadamente al adolescente para la separación emocional y física que tiene por delante.

El hecho de que su hija le contó sus pensamientos íntimos es una señal maravillosa de que usted tiene una buena relación con ella. Sin embargo, el modo en que usted responda a la información recibida determinará cómo han de ser los demás años de su adolescencia. Si usted se empeña en que ella no tenga novio, es casi seguro que lo tendrá pero se lo ocultará a usted. Y de ahí en adelante seguirá mintiéndole para que usted no llegue a saber lo que de veras está pasando.

Le recomendamos, más bien, que promueva las amistades entre su hija y sus amigas y amigos. Invítelos a su casa para que participen en juegos y en otras actividades. Haga de su hogar un lugar atractivo a los ojos de esos amigos, y anímela a que invite a varios de ellos a la vez. Su hogar es el lugar más seguro para su hija cuando esté con los amigos.

Cuando su hija le hable acerca del «novio», escúchela con paciencia y sin condenarla. Nunca menosprecie los sentimientos que ella le manifieste ni le diga que no es más que «amor adolescente» o que no va a durar. Al contrario, aproveche la oportunidad para señalarle las buenas cualidades del joven, tales como que él siempre es respetuoso con usted o que parece tenerle mucho afecto a la familia de él. Si usted descubre las buenas cualidades en él, su hija no sentirá que tiene que aliarse con él en contra de usted.

Por supuesto, sería más fácil si su hija aún no estuviera interesada en tener novio. Pero eso no es algo que usted puede controlar. En vez de tratar de ejercer ese control, aproveche que le presenta oportunidades para sacar a su hija adelante, aprendiendo lecciones valiosas a lo largo y ancho del camino.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 Lc 2:41-51

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