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Caso 380

Guardo mucho rencor en contra de mi padre, pues él ha sido el hombre más cruel que he conocido. Hiere a mi madre tanto física como psicológicamente. Es alcohólico, y usa palabras hirientes y obscenas. Toda mi vida le he tenido odio y rencor por todo lo que nos ha hecho, llegando al punto de querer atentar contra su vida para que este sufrimiento pare.

Mi madre es creyente en Dios, y yo he asistido a la iglesia desde pequeña. Creo que eso ha evitado que [yo trate de matar a mi padre]. Quisiera que me aconsejaran para poder perdonar y sacar todo esto que siento en mi corazón.

Consejo

Estimada amiga:

Su caso nos entristece mucho. ¡Con razón que siente tanto odio y rencor! Esos sentimientos son el resultado natural de la manera en que se le ha tratado a usted y en que ha visto a su padre tratar a su mamá. En cierto sentido, la rabia y el rencor han sido las únicas opciones de las que se ha valido para tratar de controlar, o de reaccionar ante, una situación incontrolable.

Gracias a Dios que usted no ha llevado a la práctica el impulso que ha sentido de hacerle daño físico a su padre, ya que eso empeoraría su situación en vez de mejorarla. Ese deseo de hacerle daño a su padre ha sido el único modo que se le ha ocurrido a usted para actuar conforme a la angustia que ha sentido. Pero como usted ha asistido a una iglesia, sin duda ha estudiado la Biblia y sabe que el apóstol Pablo enseñó: «No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos de Dios».1 Sin embargo, es muy difícil desprenderse de todo ese rencor y dejar que Dios mismo se encargue del castigo.

Debido a que el rencor y el resentimiento son casi exclusivamente internos, nos hacen daño de adentro hacia afuera. No habiendo ninguna medida externa aceptable que tomar, los sentimientos de rencor rondan una y otra vez en nuestra mente, haciendo cada vez peor nuestro estado emocional. El guardar rencor puede resultar en depresión y ansiedad. Puede privarnos del gozo aun en momentos que debieran ser alegres. Y hasta puede ser la causa de síntomas físicos tales como la presión arterial alta.

Nadie debe permanecer en un ambiente en el que es víctima de abuso físico. Si bien el padre suyo tiene la opción de portarse bien o mal y de hacerles daño o no a otras personas, usted y su mamá tienen así mismo la opción de sacarlo de la casa o alejarse de él. Dios promete protegernos, pero Él espera que cada uno de nosotros haga lo que esté a su alcance para protegerse. Él nunca quiere que ninguno de nosotros permanezca en una situación peligrosa si podemos evitarlo.

El perdón es un acto sobrenatural. Usted debe pedirle a Dios que le dé la capacidad de perdonar a su padre. Determine, cada día, varias veces al día, decirle a Dios en oración: «Señor, yo lo perdono y estoy dispuesta a ceder el derecho que tengo de odiarlo y de guardarle rencor.» Siga orando de esa manera, y luego confíe en que Dios se encargará de su padre.

Recuerde que el perdón no absuelve lo que ha hecho su padre, ni quiere decir que usted deba darle la oportunidad de seguir hiriéndola. Así que haga lo necesario para alejarse de él.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 Ro 12:19a

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