de 826
Caso 770

Todo empezó cuando tenía cuatro años. Recuerdo a mi madre golpeándome con una correa de cuero, tan duro que al final mis piernas quedaban marcadas.... Los castigos siempre fueron fuertes, aplicados con rabia, amenazas y a veces hasta con rechazo....

Cuando estaba solo, yo mismo me infligía dolor físico, estilo masoquista, y eso me calmaba.... Mi adicción me ha servido de escape al estrés y a las tensiones del día a día.

Entiendo que no es normal lo que hago. Me aísla de la gente. He intentado casi de todo para dejarlo, pero no puedo. Cuando lo intento, la ansiedad es tal que me transformo en otra persona.

Consejo

Estimado amigo:

¡Qué trágico lo que le sucedió a usted! ¡Cuánto lo sentimos! Su mamá comenzó a maltratarlo cuando usted apenas tenía cuatro años, y los estudios científicos han demostrado que esos años tempranos de la infancia son un lapso de desarrollo acelerado del cerebro. Durante ese lapso preciso, el abuso que usted estaba sufriendo causó reacciones químicas y eléctricas en su cerebro que enredaron y confundieron las conexiones y las asociaciones que su cerebro estaba desarrollando.1

Se ha comprobado que las víctimas del abuso infantil tienen una predisposición a trastornos de ansiedad, trastornos afectivos, depresión y otros trastornos en el estado de ánimo, trastornos relacionados con traumas, y una diversidad de tipos de enfermedades mentales.2 Su compulsión de hacerse daño como una manera de aliviar la ansiedad es un mecanismo de defensa que descubrió su cerebro de cuatro años de edad. Usted creció literalmente experimentando una asociación entre el dolor y el alivio de la ansiedad, de modo que su cerebro está completamente convencido de que no hay ninguna otra manera de afrontarlo. A eso se debe que usted no haya podido abandonar esa conducta enfermiza a pesar de que como adulto está consciente de que no es normal.

Ojalá hubiera pasos sencillos que pudiéramos recomendarle para resolver este problema, pero no es así de fácil. El problema suyo es una condición médica, y nosotros no estamos facultados para tratar problemas médicos. Así que usted necesita consultar a un médico lo más pronto posible. Cuéntele acerca del abuso que sufrió durante su infancia y de la compulsión actual que tiene de hacerse daño. El médico debe referirlo a un psiquiatra, quien es el especialista que ha recibido el adiestramiento y la preparación más adecuados para tratar problemas del cerebro y enfermedades mentales.

El ser víctima de abuso no es motivo de vergüenza. Usted no lo causó y no hizo nada para merecerlo. Fue un delito, y usted fue la víctima. Y al igual que toda víctima de abuso, usted necesita tratamiento médico para ayudarle a afrontar los efectos a largo plazo de lo que sufrió.

Además de consultar a un médico, también le instamos a que lea el consejo que dimos en el Caso 523 para enterarse de otras maneras de aliviar su ansiedad al meditar en el mensaje que nos dejó Dios en la Biblia.

Le deseamos lo mejor,

Linda
____________________
1 Leonard Holmes, Ph.D., «How Emotional Abuse in Childhood Changes the Brain» [La manera como el abuso emocional durante la infancia cambia el cerebro], Verywell Mind [Mente muy sana], 15 noviembre 2021 <https://www.verywellmind.com/childhood-abuse-changes-the-brain-2330401> En línea 13 febrero 2023.
2 Elizabeth T.C. Lippard, Ph.D., y Charles B. Nemeroff, M.D., Ph.D., «The Devastating Clinical Consequences of Child Abuse and Neglect: Increased Disease Vulnerability and Poor Treatment Response in Mood Disorders» [Las devastadoras consecuencias clínicas del abuso y del trato negligente de niños: Mayor vulnerabilidad a enfermedades y mala respuesta a los tratamientos de trastornos en el estado de ánimo], The American Journal of Psychiatry [La Revista Americana de Psiquiatría], 20 septiembre 2019 <https://ajp.psychiatryonline.org/doi/full/10.1176/appi.ajp.2019.19010020> En línea 13 febrero 2023.

Este Caso me ayudó Envíenme información Deseo una relación con Cristo
Información en este sitio